La diabetes es una enfermedad con una gran prevalencia en nuestra sociedad. Uno de los órganos del cuerpo que con mas frecuencia se afecta es el ojo, y más específicamente la retina.
Cuando hablamos de retinopatía diabética nos referimos a las consecuencias que la diabetes va a producir en la vascularización de la retina. Por un lado se produce una alteración de la permeabilidad de los vasos lo cual supone una salida de plasma y lípidos disueltos, o incluso sangre. Esto va a dar lugar al edema macular, que es una inflamación de la macula la cual va a perder gran parte de su capacidad visual al estar ‘encharcada’. Es lo mismo que ocurriría si revelamos una fotografía que ha sido tomada con un negativo que tuviera una gota de agua en el centro. La foto saldrá totalmente borrosa y distorsionada en esta zona del negativo.
Por otra parte, se produce una falta de aporte de oxígeno a los tejidos con la consiguiente perdida visual en estas zonas. Pero aún es peor la formación de vasos suplementarios como reacción a esta falta de oxígeno, que van a crecer de manera descontrolada hacía el humor vítreo y que van acompañados de tejido fibroso. Esto ocasiona en poco tiempo sangrados importantes dentro del globo ocular y termina produciendo un desprendimiento de retina traccional.
Evidentemente cada fase de la retinopatía diabética tiene su tratamiento, mas o menos eficaz según el caso. En la actualidad disponemos de laser para el control de las zonas de edema macular y sobretodo fármacos antiangiogénicos o corticoides que podemos inyectar en el interior del globo y que suponen un arma muy eficaz.
Por último existen modernas técnicas quirúrgicas de vitrectomía que podemos aplicar en los casos más severos y que permiten estabilizar la visión o incluso mejorarla.
Pero la mejor arma para el control de la retinopatía diabética siempre va a ser la prevención de la misma. Es importante adquirir hábitos saludables que permitan un buen control de la glucosa a largo plazo (dieta y ejercicio).
Por supuesto es indispensable acudir regularmente a las revisiones por el médico de cabecera, endocrinólogo, y oftalmólogo. Una buena prevención nos dará muchas más posibilidades de mantener nuestra calidad visual a lo largo de los años.
Dr. Ernesto Alonso Juárez