Nos rodeamos de un mundo lleno de pantallas. Aunque queramos evitarlas, forman parte de nuestro trabajo y de actividades diarias de las que no podemos prescindir. Es por ello que, con el creciente uso de dispositivos electrónicos, nos exponemos más a la luz azul que nunca.
¿Qué es la luz azul?
Se conoce como luz azul al rango del espectro de luz visible que tiene una longitud de onda entre 400-495 nm. La luz azul es un tipo de luz visible de alta energía como lo son el violeta y el índigo.
Cuando exponemos la retina de los seres humanos a la luz azul, se provocan una serie de respuestas no visuales, como la modulación del estado de alerta y la cognición. Por ejemplo, se reduce directamente la somnolencia como efecto de su modulación encefálica.
La sensibilidad a la luz azul está relacionada con un fotopigmento de nombre melanopsina, que es especialmente sensible a esta longitud de onda (460-485 nm) y que se encuentra en células ganglionares fotosensibles de la retina, que están involucradas en la regulación del ritmo circadiano y los reflejos pupilares y otras respuestas no visuales a la luz azul.
Pero la exposición a la luz azul proveniente de las pantallas es mucho menor que la cantidad de luz azul proveniente del sol a la que estamos expuestos. Y además, esta luz, no es mas dañina que la luz solar.
Las investigaciones realizadas hasta la fecha no demuestran que la luz azul que se desprende del uso cotidiano de las pantallas sea perjudicial para la retina.
Sin embargo, una sobreexposición a las pantallas puede estar relacionada con el síndrome de fatiga visual.
Este síndrome engloba un conjunto de síntomas como lagrimeo, irritación ocular, sensación de pesadez, visión borrosa, dificultad en el enfoque y dolor de cabeza leve, entre otros.
Cuando pasamos largo tiempo delante de una pantalla, disminuye la frecuencia de parpadeo, lo cual puede favorecer la aparición de sequedad ocular, o agravar la sintomatología de un ojo seco ya existente.
Además, el esfuerzo acomodativo continuo, y más a distancias cortas, aumenta la sensación de fatiga ocular.
¿Cómo protegerse de la luz azul de las pantallas?
Tener en cuenta una serie de recomendaciones para hacer un buen uso de las pantallas, es fundamental para que esta actividad cotidiana, e inevitablemente necesaria, no nos pase factura:
- Mantener una buena iluminación ambiental, dando prioridad a la luz natural, y disminuyendo el brillo de las pantallas de los dispositivos electrónicos
- Aumentar la frecuencia del parpadeo y utilizar lagrimas artificiales como complemento siempre que sea necesario
- Cuidar las distancias de trabajo para disminuir el esfuerzo acomodativo
- Realizar descansos periódicos, siguiendo la regla del 20-20-20, para conseguir un buen rendimiento