¿Qué es?
La endoftalmitis es la infección de los tejidos o líquidos que hay dentro del globo ocular. Se trata de una auténtica URGENCIA MÉDICA.
¿Cuáles es el origen?
El origen puede ser:
- De causa exógena. En este caso, el origen de la infección viene de fuera del organismo. Es el tipo más frecuente. El agente causal (generalmente una bacteria u hongo) accede al ojo a través de una herida producida por un traumatismo o tras una intervención (cirugía, inyección intraocular…)
- De causa endógena. El origen de la infección se encuentra dentro del organismo. Comienza como una infección en otra parte del cuerpo y se extiende al ojo. Por ejemplo, puede suceder con una infección urinaria o en la sangre. Esta forma es menos frecuente y es más probable que ocurra en pacientes que estén en una situación de inmunodepresión (debilitamiento del sistema inmune) o que estén ingresados en el hospital.
¿Cómo se presenta?
Los síntomas que provoca una Endoftalmitis suelen ser llamativos y suele presentarse como: “OJO ROJO, DOLOROSO Y CON PÉRDIDA DE VISIÓN”.
En el caso de tener estos síntomas se debe buscar atención oftalmológica urgente, ya que el tiempo es clave, la infección puede empeorar muy rápidamente y cuanto antes se empiece el tratamiento el pronóstico será mucho mejor.
En los casos en los que el origen ha sido una cirugía o una inyección intraocular, se suelen presentar durante los primeros días – primera semana desde la intervención, aunque algunos casos más raros pueden presentarse más adelante. Afortunadamente la frecuencia de esta temida complicación es muy poco frecuente. Los últimos estudios hablan de una incidencia de entre 0,015 y 0,5%. Se conocen estrategias para minimizar este riesgo que siempre deben cumplirse rigurosamente ante cualquier intervención ocular: realizarlo en condiciones de asepsia, con material esterilizado y guantes estériles, desinfectar el ojo y la zona periocular con Betadine, uso de antibióticos posteriormente a la intervención.
Diagnóstico
El diagnóstico lo realizará el oftalmólogo basándose en la clínica (los síntomas del paciente) y la exploración en la consulta.
En algunos casos será necesaria la extracción de muestras de los líquidos intraoculares. Esta extracción se suele realizar en el quirófano. Estas muestras se analizan en el laboratorio de Microbiología y así es posible determinar cuál es el microorganismo causante y qué antibióticos son más efectivos.
En ningún caso estos análisis deben retrasar el inicio del tratamiento.
Tratamiento
El oftalmólogo indicará iniciar un tratamiento antibiótico intensivo y de forma inmediata (en gotas, pastillas, o a veces incluso en forma de inyección intraocular de antibióticos). Después se realizará un seguimiento muy estrecho para ver la evolución. Si se han realizado extracción de muestras, cuando se obtengan los resultados se podrá cambiar o adaptar el tratamiento en caso de que sea necesario.
Como se ha comentado la cirugía puede ser de mucha ayuda en estos casos, ya que permite extraer muestras para analizarlas, a la vez que permite realizar un lavado de las cavidades (vitrectomía y lavado de cámara anterior), y en ocasiones en el mismo acto quirúrgico se pueden administrar las inyecciones de antibióticos intraoculares.
Pronóstico y conclusiones
El pronóstico puede variar entre casos leves que responden bien al tratamiento y evolucionan favorablemente con recuperación de visión hasta casos graves en los que la visión del ojo puede resultar gravemente afectada.
Y el pronóstico va a depender fundamentalmente del TIEMPO DE EVOLUCIÓN, por eso es tan importante la detección temprana, buscar atención oftalmológica urgente ante la presencia de estos síntomas para poder realizar un DIAGNÓSTICO PRECOZ e instaurar el tratamiento lo antes posible.