El glaucoma es una enfermedad ocular que provoca un daño progresivo en el nervio óptico, generalmente asociado a un aumento de la presión intraocular. Si no se detecta y trata a tiempo, puede causar pérdida irreversible de la visión. Es una de las principales causas de ceguera en el mundo, pero con un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado, es posible frenar su progresión.
¿Qué es el glaucoma y por qué aumenta la presión ocular?
El ojo humano mantiene una presión interna estable gracias a un equilibrio entre la producción y el drenaje del humor acuoso, un líquido transparente que nutre las estructuras internas del ojo. En el glaucoma, este equilibrio se altera debido a una obstrucción en el sistema de drenaje del ojo, lo que provoca una acumulación del humor acuoso y un incremento en la presión intraocular. Con el tiempo, esta presión elevada daña las fibras del nervio óptico, afectando la transmisión de las señales visuales al cerebro y causando una pérdida gradual de la visión.
Tipos de glaucoma
Existen varios tipos de glaucoma, cada uno con diferentes causas y características:
- Glaucoma de ángulo abierto (el más común): Ocurre cuando el drenaje del humor acuoso se vuelve menos eficiente con el tiempo, lo que provoca un aumento gradual de la presión ocular. Es asintomático en sus primeras etapas y la pérdida visual comienza de manera periférica.
- Glaucoma de ángulo cerrado: Se produce cuando el ángulo de drenaje entre el iris y la córnea se bloquea repentinamente, generando un aumento brusco de la presión intraocular. Puede causar dolor intenso, visión borrosa, halos alrededor de las luces y náuseas. Es una urgencia oftalmológica.
- Glaucoma de tensión normal: Aunque la presión ocular se encuentra dentro de los rangos normales, el nervio óptico sufre daño progresivo. Se cree que la mala circulación sanguínea y la fragilidad del nervio juegan un papel importante.
- Glaucoma congénito: Afecta a los bebés desde el nacimiento y se debe a defectos en el desarrollo del sistema de drenaje del ojo. Puede manifestarse con ojos agrandados, lagrimeo excesivo y sensibilidad a la luz.
- Glaucoma secundario: Se desarrolla como consecuencia de otras afecciones, como traumatismos oculares, inflamaciones, uso prolongado de corticoides o enfermedades sistémicas.
Tratamientos para el glaucoma
El tratamiento del glaucoma está enfocado en reducir la presión intraocular y prevenir un mayor daño al nervio óptico. Dependiendo del tipo y gravedad del glaucoma, las opciones incluyen:
- Colirios o gotas oftálmicas: Son el tratamiento de primera línea y funcionan reduciendo la producción de humor acuoso o aumentando su drenaje. Existen distintos tipos, como betabloqueantes, análogos de prostaglandinas e inhibidores de la anhidrasa carbónica.
- Tratamiento con láser: Se utiliza para mejorar el drenaje del humor acuoso y reducir la presión intraocular. Procedimientos como la trabeculoplastia láser selectiva (SLT) o la iridotomía periférica pueden ser efectivos según el tipo de glaucoma.
- Cirugía: Indicada en casos donde los tratamientos anteriores no logran controlar la presión ocular. Existen técnicas como la trabeculectomía o el implante de dispositivos de drenaje para facilitar la salida del humor acuoso.
Conclusión
El glaucoma es una enfermedad silenciosa que puede provocar ceguera si no se diagnostica y trata a tiempo. Es fundamental realizar controles oftalmológicos periódicos, especialmente en personas con factores de riesgo como antecedentes familiares, edad avanzada o enfermedades como la diabetes. Gracias a los avances en oftalmología, existen diversas opciones de tratamiento que permiten controlar la presión ocular y preservar la visión.