¿Utilizamos más la visión de cerca o de lejos?
Antiguamente se empleaba más la visión lejana, pero con el paso de los años los hábitos han cambiado y cada vez se utiliza más la visión de cerca (muchos trabajos y estudios dependen del ordenador, teletrabajo más extendido después de la pandemia, más horas de ocio con dispositivos electrónicos, etc.).
¿Cómo enfocan nuestros ojos?
Las partes del ojo implicadas en llevar a cabo este cambio de enfoque son principalmente el cristalino y el músculo ciliar, ambos unidos mediante fibras o ligamentos.
Cuando miramos de lejos, el músculo ciliar está relajado (desacomodado) pero al mirar de cerca ese músculo se contrae (acomoda) y además entran en juego la convergencia y la miosis (pupilas más pequeñas). Esto se conoce como triada miosis-acomodación-convergencia.
Se entiende como acomodación la capacidad que tiene el ojo para cambiar dinámicamente su poder dióptrico total en base a cambios de potencia en el cristalino, para enfocar nítidamente la imagen del objeto en la retina.
La convergencia hace referencia a la posición de los ejes visuales cuando intersectan en un punto próximo (al fijar un objeto cercano).
Si miramos a unos 40 cm – distancia recomendada – por ejemplo el móvil, los cambios que se producen en el ojo para poderlo ver enfocado son los siguientes:
–El músculo ciliar se contrae, dejando menos tensas las fibras, de manera que el cristalino está más redondo, aumenta su grosor y por tanto su potencia (o poder dióptrico).
¿Qué pasa en los ojos cuando enfocamos de cerca demasiado tiempo?
Cuando dedicamos mucho tiempo seguido a enfocar de cerca, el músculo ciliar se fatiga por el sobreesfuerzo que supone estar contraído. Esta situación prolongada en el tiempo puede producir astenopia: cefalea, fatiga visual, enrojecimiento ocular y visión borrosa de lejos al cambiar de enfoque, ya que ese músculo requiere un tiempo para relajarse y volver a su posición de reposo para enfocar nítido a mayor distancia.
La recomendación para evitar sufrir estos síntomas cuando debemos pasar horas mirando a distancias próximas es la conocida regla del 20-20-20, según la cual debemos apartar la mirada del objeto cercano cada 20 minutos y mirar a 20 pies (6 metros) de distancia durante 20 segundos. En definitiva, hacer pequeñas pausas para variar el enfoque, mirar de lejos y cerca de manera alterna.