Raquel Rodríguez
Hasta día de hoy, puedo decir que mi experiencia ha sido muy buena. Comenzar a ver con gran claridad y nitidez el mismo día de la cirugía. El hecho que sea una cirugía tan rápida, indolora y que permite hacer una vida prácticamente normal, hace que agradezcas haber tomado la decisión desde que sales de quirófano.
Sí había oído hablar de las lentes ICL, muchos compañeros de trabajo del hospital se la habían realizado. Me hizo decidirme en primer lugar, que mi ojo siempre ha sido muy sensible y con mucha sequedad. Y lo segundo, saber el bajo porcentaje de complicaciones así como la ausencia de ‘manipulación corneal’ y la reversibilidad de la técnica.
Nunca he tolerado las lentillas por el ojo seco (y las pocas veces que me las he puesto, la calidad de visión no era muy buena). En ambos casos, la visión ha mejorado notablemente. A las 24 horas de la cirugía ya pude comprobarlo.
Mi calidad de vida ha mejorado notablemente. Poder ver recién levantada sin tener que buscar las gafas en la mesilla, saber que ahora puedo disfrutar de la playa, deportes acuáticos o simplemente salir a dar un paseo sin gafas, es una nueva sensación. La sensación de verte en el espejo sin gafas sin tener que pegarte la nariz al mismo y tener mayor agudeza visual en mi trabajo sin la molestia de que se empañen las gafas con la mascarilla y poder operar cómodamente, hacen el día a día mucho más fácil.