Alba González Garrido
Pese al miedo que he tenido durante todo el proceso, he de afirmar que la experiencia ha sido muy buena. Me encantó tanto el trato por parte del personal de la clínica como por parte del hospital. Que haya profesionales a tu lado que te acompañen, tranquiliza y hace que el proceso sea más ameno y llevadero.
Había oído de la técnica ICL y había leído bastante para informarme. En mi caso, al tener una graduación muy alta, era la única opción si quería corregir mi visión y dejar de usar gafas y lentillas.
La verdad que no noto un cambio que se pueda calificar como relevante. Lo que si es cierto es que al no tener que usar ni gafas ni lentillas la vida es más cómoda.
Sin duda volvería a operarme. Para mí, que llevo con gafas prácticamente toda mi vida fue muy emocionante levantarme de la camilla y comprobar que veía.
Claro que ha mejorado mi calidad de vida. Para mí era un lastre ir con mi kit de gafas, lentillas y liquido por la vida como si de una parte más de mi cuerpo se tratara. Es libertad y calidad de vida no estar pendiente de todo eso y no estar incomoda por la sequedad y el cansancio ocular que en mi caso, me producían las lentillas.