María Díaz Lorenzo
La experiencia ha sido extraordinaria. Una cirugía de menos de media y cero dolorosa, sólo molestias leves las primeras horas, con una recuperación muy rápida y fácil. El equipo de quirófano y cirujano, excelentes.
Pude ver desde que salí de quirófano y, pasados muy pocos días, veía perfecto.
No olvidaré que según salía de la cirugía, y de camino a casa dando un paseo, me merendé un bocata de jamón ibérico. Con eso lo digo todo.
La primera persona que me habló de esta técnica y me la recomendó frente a Lásik, y en función de mis problemas de visión (hipermetropía y astigmatismo), fue mi oftalmólogo el Dr. Ernesto Alonso Juárez.
Me informó que ‘aprox’ sólo una de cada diez personas cumple con los requisitos (medidas del interior del ojo) para poder operarse con garantías, y que yo los cumplía.
Hubo dos razones por las que decidí operarme con esta técnica: la primera, la explicación y los resultados de la cirugía por parte de mi médico y, en segundo lugar, conocer dos casos de éxito en mi grupo de amigos en los que coincidía tanto el médico como la técnica.
Mi visión ha cambiado completamente. No podía salir sin gafas desde hacía años, desde que me levantaba. Las usaba para todo.
Es maravilloso levantarte y ver nítido, tanto de cerca como de lejos. Coger cualquier papel, libro, dispositivo y ver perfecto…, hacerse de noche y distinguir bien las cosas, leer carteles, conducir con mayor seguridad.
Antes no veía nada bien y ahora veo perfecto. Yo soy científica, pero parece magia.
Volvería a operarme por supuesto: ‘con los ojos cerrados’ 😉